En principio y sin ánimo de desanimarte, ver fauna salvaje es muy difícil. Y más si lo que queremos ver son mamíferos y especies emblemáticas. En todo caso, haremos un intento y quizás lo consigamos.
Pero lo que si tenéis muy accesible y además interesante son las miríadas de insectos que tenemos a nuestro alcance. En los ríos, por ejemplo, todos los “bichos” bioindicadores, es decir los que nos dicen que esas aguas están limpias; larvas de libélula, muy agresivas por cierto, que cazan hasta pececillos; insectos que se han hecho una casita, como un tubito y que se meten en cuanto te ven, se trata de los tricópteros bioindicadores de aguas limpias. En alguno de tus paseos quizás te encuentres con un grupo de personas ataviadas todas de verde, con grandes prismáticos y cámaras de fotos, y en un momento dado se detengan y miren al suelo, pues, tienes muchas posibilidades de ver allí una mariposa. Nuestro territorio es muy interesante para ver estas especies, si consigues fotografiar la mariposa Apolo, la Macaon o la mariposa Isabelina, te llevarás una medalla de honor.
No es difícil que también veáis las puestas de ranas en forma de racimos o las de sapos, más curiosas por ser como rosarios alargados a lo largo del río. ¡Atención! También hay culebras y víboras en el monte. Estas tienen mucha fama, todo el mundo te previene, dice que son muy abundantes, la verdad es que no es fácil toparse con ellas y en todo caso, te detienes, la observas y si te ha visto, se irá. Más fáciles de ver son las salamandras y tritones, estos endémicos pirenaicos, es decir, exclusivos de nuestro territorio. Las primeras amarillas y negras, en regatos, aguas de escorrentía, humedales y los segundos en torrentes de aguas frías, son marrones por lo que no se les ve con facilidad. Son inofensivos, por eso se prestan a cogerlos, y eso es justo lo que a ellos no les gusta.
En cuanto a los mamíferos, algunos son realmente difíciles de ver, y suele ser fruto de algún encuentro casual. La nutria es habitual, vive a lo largo del río Gállego, de hábitos nocturnos se detecta por sus deyecciones o “cagarrutas” como se dice por aquí, huelen a pescado. La marmota es fácil de ver u oír, pues cuando da la alarma emite un silbido como de un pájaro. Se encuentra en laderas de prados con piedras a partir de los 1.500 metros. En cuanto te ven, si estás cerca, se meten en la marmotera pero al rato, si te alejas un poco, vuelven a salir, saca el bocata, ponte a almorzar y a ver si salen más. Esta es una especie que desapareció en el cuaternario de los Pirineos por la aparición de un clima más cálido. Recientemente fue introducida en el lado francés desde los Alpes y de allí saltó a nuestro lado. En este entorno no es infrecuente el zorro, campeando alrededor de las marmoteras, incluso el águila real o quebrantahuesos o el muy extendido por todo el territorio, jabalí que en un paseo nocturno por una pista o carretera poco transitada podrás ver con facilidad.
El sarrio que es como llamamos por aquí al rebeco, está más cerca genéticamente del antílope que de la cabra. Es el rey de los ricos, por ellos sube y baja sin dificultad desafiando las leyes de la gravedad. En verano sube a las grandes alturas y en estos últimos años se ha incrementado la población considerablemente. En invierno están en zonas más bajas, removiendo la nieve para buscar hierbas y ramas secas con las que alimentarse. Un buen lugar para observarlos es nada más pasar la frontera del Portalet, después del parking a la derecha, unos 500 metros más abajo, buscaremos en las laderas de la izquierda ¡casi siempre hay alguno!.
El ciervo es más frecuente en el lado occidental de la Comarca, puedes acercarte al atardecer o amanecer al Valle de Acumuer, y si es en otoño con la berrea, mejor. Y por fin el escaso oso, catalogado en peligro de extinción, visita las alturas de la comarca principalmente en primavera cuando recorren largas distancias, difícil de ver… aunque si lo encuentras de frente…