Antes de nada decirte que no pretendemos abrumarte con clases de geología y con términos, muchas veces difíciles de comprender. Si que deseamos que disfrutes de las singularidades geológicas que nos muestra el paisaje de esta bella cordillera que son los Pirineos.
Un poco, si, hay que recordar como se formó.
Recordarás que al principio, los continentes estaban separados (hace unos 600 millones de años). Entre España y Francia no había montañas, sino un mar. Las partículas en suspensión que tenía se fueron precipitando y formando las rocas que luego surgirían del mar y que ahora podemos ver formando, por ejemplo, la Peña Foratata repleta de fósiles marinos.
Hace 300 millones de años, los continentes comienzan a acercarse, desaparece el mar y las placas “española” y “europea-francesa” chocan y se eleva una cordillera, no la actual pero si su antecesora.
Se conoce como la Cordillera Hercínica o plegamiento hercínico. De este momento es la aparición del macizo granítico (son rocas que se enfrían lentamente debajo de la corteza terrestre, las aguas de los Baños y las marmoleras son consecuencia de este calor que irradia el magma) de Panticosa.
Posteriormente viene un periodo de separación de las placas, lo contrario al periodo anterior, lo que favorece la aparición del magma al exterior en forma de volcanes como el Pico Anayet o el Midi. También es una época de gran erosión de la cordillera que se había formado. Parte de las rocas que han formado las montañas las encontraremos en las laderas y valles.
Esta separación de “España y Francia” trae consigo la entrada del mar (de Thetys). Esto supone el aporte al mar de materiales de las tierras colindantes y la formación de calizas por precipitación de sales.
Hace 65 millones de años, de nuevo, las placas se aproximan, chocan y se elevan las montañas que formarán los definitivos Pirineos. Estarán formados por las rocas del primer plegamiento, más los materiales erosionados, más las calizas precipitadas. Todas ellas sumergidas hasta ahora. Es el plegamiento alpino.
Por fin sólo nos queda el último retoque del paisaje que será el modelado glaciar. Como grandes ríos de hielo bajaban desde lo más alto de las montañas dando forma a los valles que ahora vemos.
Sólo unos datos para que te lo imagines y te sorprendas: Las nieves perpetuas llegaban en nuestros valles a cota 1.800 metros, el glaciar del Gállego alcanzó 45 kilómetros y el pueblo de Biescas tenía por encima 300 metros de hielo.
Ahora, esperamos que esta introducción te haya servido para poder mirar con otros ojos el paisaje que visitaréis y comprender mejor los puntos de visita que os proponemos:
- Puerto de Monrepós: Se puede dejar el coche en el área de descanso y caminar hasta el repetidor o aparcar en el desvío de Caldearenas. Vista de la cadena montañosa desde Navarra hasta el macizo de Monte Perdido.
- Las rallas de Rapún: Poco antes de Sabiñánigo (desde Huesca) a la izquierda, auténticas murallas naturales (areniscas) que protegen el pueblo de Rapún y que no se han erosionado, por su dureza, como los materiales circundantes. Dispone de un punto informativo.
- Glaciarismo en Senegüé: Centro de interpretación y visita a la morrena. Se describen numerosos fenómenos del paisaje y ¡podrás caminar sobre una auténtica morrena!
- Señoritas de Arás: Subiendo hacia Aso y Yosa de Sobremonte un desvío antes de una curva de 180 grados nos lleva a los restos de una morrena lateral y una curiosa formación llamada Chimenea de Hadas. Tiene un punto informativo.
- Campanal de Piedrafita: Gigantesco arco natural situado a 1.800 metros de altitud cerca del Ibón de Piedrafita. Por si sólo ya merece una excursión. En el pueblo hay un punto informativo.
- Balneario de Panticosa: Este “agujero” no es otra cosa que el fondo de una cubeta que excavó el hielo en su descenso y que al retirarse dejó el lago. Todo el entorno es interesante desde el punto de vista geológico.
- Frontera del Portalet: Los volcanes, las marmoleras, los pliegues, los glaciares, un lujo de paisajes y una lección de geología.