Escuer viejo “Recuerdos y Memorias del Pirineo”

Después de leer el libro “Recuerdos y Memorias del Pirineo” de Miguela Sanrromán Escartín, nacida en Escuer alto en 1923, pusimos rumbo a este lugar al que la visita ahora era diferente, pues sólo con cerrar los ojos fuimos capaces de transportarnos a principios del siglo XX e imaginar lo que supuso para los habitantes de este lugar trasladarse a las Casas Bajas de Escuer, o también conocido como Huertas de Escuer que es lo que conocemos hoy en día como tal junto a la carretera.

Cuenta Miguela que siendo niña, en el año 1929, a instancias del cura, se empezó a trasladar el pueblo a su emplazamiento actual. Por supuesto, no todo el mundo estaba de acuerdo ya que en Escuer Alto cultivaban los campos de trigo y cuidaban al ganado ovino. Pero como en la zona de abajo tenían las huertas, tenían que estar continuamente yendo y viniendo con la caballería.

La primera casa que se fundó en el Escuer actual, fue El Molino y como en muchas otras casas del pueblo se llegaron a juntar hasta tres generaciones. En invierno los hombres jugaban a las cartas, las mujeres se dedicaban a hilar, otras a cardar o a hacer medias y calcetines. Mientras tanto,  los jóvenes tocaban la guitarra, la bandurria o el acordeón. Miguela recuerda que en El Molino se cantaba mucha jota sobre todo cuando llegaban los del pueblo de Arguisal con el trigo para moler y aprovechaban para hacer una cena a la que llamaban la molinada que acaba tarde y en la que había mucha música.

En 1930 se instaló la escuela en la parte baja y en 1931 gracias a los mayores del pueblo que trabajaron sin descanso acarreando las piedras del barranco con ayuda de los mulos, terminaron la iglesia y el cementerio. Antes de tener la escuela abajo, los que ya se habían instalado aquí debían subir todos los días al pueblo. Y pasaba lo mismo con la Iglesia.  Como dice Miguela “Lo peor de todo era cuando alguien fallecía y había que subirlo en hombros por Mundarei hasta la torre que es donde reposan los restos de nuestros seres queridos”.

Había muchas fiestas que se celebraban en esta época aunque destacan la del Corpus Cristi y la Ascensión durante las que adornaban las calles con hierbas aromáticas, engalanaban los balcones con colchas muy bonitas que solían llevar la imagen del Sagrado Corazón y se bandeaban continuamente las campanas mientas los joteros amenizaban con sus voces e instrumentos las calles del pueblo.

Escuer viejo es un lugar que debéis visitar, en el que además de imaginar la vida allí de nuestros antepasados,  podéis ver su “Torraza”, una edificación defensiva del siglo XV que guarda un secreto en su interior que no os vamos a desvelar, porque debéis descubrirlo por vosotros mismos. Pasear por sus calles, cerrar los ojos e imaginar sus gentes, sus fiestas… La iglesia parroquial, los restos de arquitectura popular y como no, el bosque le rodea. Monte que linda con el Valle de la Garcipollera y en el que en época de berrea podéis también escuchar estos sonidos de la naturaleza.

A  Escuer alto podéis llegar a pie y hay dos opciones que parten del mismo punto. Debéis llegar a la iglesia de Escuer bajo y allí elegir el camino que más os apetezca, la pista o bien el sendero que asciende por el antiguo camino de herradura que está perfectamente señalizado.

 

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