Las mujeres y hombres de estas tierras desde el megalítico han dejado huellas de su paso en la necesidad de construir poblados que les protegieran y en el afán de integrar su religiosidad con el entorno, situándose en ocasiones al final de un congosto (dolmen de Santa Elena) o junto a caminos que son rutas de trashumancia o vías de comunicación transitadas (dolmen de Ibirque).
De obligada visita en el valle de Tena son los pueblos típicos de montaña, donde sus grandes casonas con recias paredes de piedra y empinados tejados de pizarra conforman su arquitectura popular, además de puentes medievales y romanos, fachadas con impresionantes portadas y escudos tallados en piedra.
La rehabilitación realizada en grupo de iglesias datadas cronológicamente entre los siglos X y XI, constituye un conjunto único dentro del arte medieval, las «Iglesias de Serrablo». Este conjunto está considerado como mozárabe para unos y de carácter románico-lombardo para otros.
También podréis visitar la red de pequeños Museos y Centros de Interpretación con la que completaréis la muestra de tradición y creencias de nuestro territorio.