Elementos como los dólmenes neolíticos encontrados en Biescas, Ibirque y distintos megalitos en el valle de Tena atestiguan que la historia del hombre sobre estas tierras, que ahora llamamos Alto Gállego, arranca desde ya muy antiguo.
Pero aunque no se tiene constancia fiable de cual podría haber llegado a ser el grado de ocupación, es seguro que no es hasta la época de la romanización cuando empiezan a situarse los primeros asentamientos importantes de población, en un asentamiento contiguo a Sabiñánigo llamado Corona de San Salvador, en una villa asentada a la orilla de la calzada que subía a los baños de Panticosa.
Posteriormente se crea en los siglos VIII y IX un distrito rural denominado Al-Yalliq; época de razias de los musulmanes, que en el 781 llegaría Adb al Rahman I a atacar Sallent.
En 1.029 García Sánchez I lega el distrito del Gállego, junto con el Condado de Aragón y otras tierras, a su hijo Ramiro, que será el primer Rey de Aragón.
Durante el periodo de la Baja Edad Media comienza la dominación de los señores feudales, destacando los Villacampa en la Guarguera, manteniendo a las gentes en muchas ocasiones bajo auténtica mano de hierro.
Los siglos venideros serán significativamente duros debido a la huella que dejan a su paso los enfrentamientos militares que se suceden, teniendo su reflejo en la destrucción y el pillaje, con consecuencias desastrosas para estas tierras. Así en 1592, los gascones – luteranos- ocupan el valle de Tena por un tiempo, lo mismo que en el siglo XVIII que comienza con el asedio del valle por las tropas austracists de la Guerra de Sucesión.
En el siglo XIX, tras la Guerra de la Independencia, se reponen los tratados de pastos o “pazerias” entre ambos lados de la frontera, y comienza a dar sus primeros pasos el turismo con los afamados Baños de Panticosa.
El siglo XX representa el empuje demográfico de Sabiñánigo, gracias a la industrialización que hace marchar a esta ciudad a las gentes de los pueblos, como consecuencia de la llegada del ferrocarril, la construcción de centrales hidroeléctricas en el valle y de algunas industrias en Sabiñánigo.
En este siglo llega de nuevo el desastre a estas tierras en forma de Guerra Civil. Las consecuencias de ésta son, independientemente del propio fenómeno de la emigración, dramáticas para la población de Serrablo, ya que esta es zona de frente.
En los años Cincuenta y Sesenta la despoblación se dispara y muchos de los pueblos se quedan vacíos, sobre todo en las zonas de Sobrepuerto y Guarguera y, posteriormente, en el valle de Tena por la construcción de pantanos, dramáticas muestras de uno de los grandes problemas que hoy en día intentan afrontar las tierras pirenaicas y el conjunto del territorio aragonés.
En la actualidad, el turismo ha logrado asentar la población en nuestra comarca dando lugar a un nuevo resurgimiento socioeconómico.